La novela más universal de los maestros de la ciencia ficción rusa.
Don Rumata de Estor es un aristócrata con una posición de privilegio en la corte de Arkanar, un prohombre cuya compañía es tan codiciada como su alcoba y de quien se cuentan hazañas milagrosas. Pero mientras que se desenvuelve con soltura entre duelos e intrigas palaciegas, se siente impotente a la hora de entender los mecanismos de represión que embrutecen el reino. Y su tragedia personal es que, como observador, sabe que no puede ni debe influir en el curso de los acontecimientos.
Disfrazada con desfachatez de novela de intriga y aventuras, y tan ágil como chispeante en ese sentido, Qué difícil es ser dios (1964) se abre ante el lector como una muñeca rusa, revelando capas y más capas de sugerencias y connotaciones que la han convertido en una de las cumbres de la literatura soviética. Ofrece un análisis certero sobre el totalitarismo y, a la vez, una reflexión vívida e incisiva sobre el papel que, como su personaje, se veían obligados a representar los propios autores para sortear la censura. Un clásico complejo y apasionante que presentamos en todo su esplendor en su primera traducción directa del ruso al castellano.
«Un libro soberbio en todos los sentidos»
– Ursula K. Le Guin
Arkadi Natánovich Strugatski nació en 1925 en Batumi (Georgia), hijo de un crítico de arte y una maestra. Su familia se instaló en Leningrado (actual San Petersburgo) cuando él era niño. Tras sobrevivir al sitio de la ciudad y alistarse en el ejército en 1943, se trasladó a Moscú, donde obtuvo el título de traductor de inglés y japonés en el Instituto Militar de Idiomas. Trabajó como maestro e intérprete en Kansk, en el extremo oriental de la Unión Soviética. Tras ser desmovilizado en 1955 regresó a Moscú, donde empezó a colaborar en revistas y editoriales soviéticas. Fue entonces cuando comenzó su carrera literaria, que se desarrollaría habitualmente a cuatro manos con su hermano Borís. Falleció en Moscú en 1991.
Borís Natánovich Strugatski nació en 1931 en Leningrado. Mientras Arkadi atravesaba el cerco de Leningrado (cuando el padre de ambos falleció), la salud endeble de Borís lo obligó a quedarse en la ciudad junto a su madre. Tras la guerra estudió astronomía en la Universidad de Leningrado, y después de licenciarse en 1956 entró a trabajar como matemático computacional en el observatorio de Púlkovo, cerca de su ciudad natal. Falleció en San Petersburgo en el 2012.
La narrativa de los hermanos Strugatski, que tiene a Wells, Verne y Doyle en sus orígenes, enseguida evoluciona de la ciencia ficción de estructura clásica y ánimo eminentemente didáctico, muy en boga en los cincuenta, a un estilo elegante y sobrio, heredero de la vanguardia literaria que se desarrolló en la Edad de Plata rusa (entre cuyos autores más destacados se encuentran Bulgákov, Zamiatin y Pilniak) y plagado de elementos simbólicos que beben de la rica tradición rusa. El papel del hombre a la hora de decidir su futuro, y las contradicciones y sinsentidos del poder establecido, son algunos de los ejes temáticos de sus obras, que tuvieron que labrar entre líneas para sortear la censura del régimen. Consagrados como los autores de ciencia ficción más importantes del país, sus títulos, traducidos a decenas de idiomas, se reeditan continuamente en todo el mundo.